martes, 2 de diciembre de 2008

El control de la animación futurista

Akira, el anime que demostró una técnica que no existía aún y una realidad que era inimaginable. El cine de animación como eje de las grandes superproducciones de Hollywood y el advenimiento del mundo por la sustentación tecnológica y el control humano.
Ficha Técnica
Dirección:
Katsuhiro Ôtomo
Guión: Katsuhiro Ôtomo
Musica Original: Shoji Yamashiro

Katsuhiro Ôtomo presentaba hace veinte años, el film Akira, culto de la animación japonesa; a la altura de animes filosóficos como los fueron la saga Ghost in the Shell y Evangelion. En este tipo de animación, el medio de expresar ideas confunde al espectador occidental, que asemeja el dibujo a lo infantil.
Akira cuenta la historia de Kaneda, Tetsuo y su banda de pandilleros que recorren en sus motocicletas la ciudad futurista de Neo-Tokio dividida por guerras civiles y controlada por gobiernos dictatoriales. El grupo se disuelve cuando Tetsuo es secuestrado por una organización secreta tanto política y militar, dispuesta a descubrir las misteriosas habilidades del chico.
La animación del film es tan sobresaliente que se convierte en un pastiche de colores, una exhibición de lo que la animación puede conseguir. Desde los colores que muestran la ciudad futurista creada en Japón, hasta los efectos visuales que dan vida al realismo que confronta al dibujo.


La velocidad que esta gama de colores es presentada sorprende incluso hoy en día. Quizás con una visión mas global de la historia, Ôtomo; quiso que su film no tuviera las características de conllevan el animé, donde los diálogos son lentos y tediosos. En Akira, la constante acción da mayor presencia a esta vivacidad en la imagen, tan increíble que presupone haber sido realizada en la actualidad.
A la par deslumbra la compaginación de su sonido, creando una sincronización exacta del ambiente, los objetos, y de las voces, acentuando su realismo. Un dato curioso es que él mismo fue realizado antes que la imagen, y después editado. Algo inusual y nunca hecho hasta ese momento en Japón.
El compositor, Shoji Yamashiro, tuvo entera libertad en desarrollar la banda sonora. El resultado fue una maravilla auditiva con una compleja partitura que mezcla temas hechos enteros con un xilófono de bambú (el tema central del film, que sale por ejemplo durante la persecución de motos del principio), hasta otros que más parecen música de discoteca con guitarras eléctricas, todo esto paralelo a unas voces corales que son el centro de la película, y en donde los instrumentos funcionan como acompañamiento.
Todos los aspectos técnicos mencionados previamente dan vida a un guión inimaginable en el mundo de la ciencia ficción, y solo a la altura de grandes visionarios como los fueron Isaac Asimov, Philip K. Dick o Ray Bradbury.
Ambos tres autores demostraron lo que el cine de Akira hizo posible. El futuro no tiene control para el hombre.
La raza humana es capaz de generar una energía infinita, solo asemejada a la creación de la vida. Ni toda la tecnología del futuro es capaz de controlar la misma, ni siquiera los mismos humanos.
También se denota la necesidad de los seres vivos por creer en un salvador, en un Mesías, en este caso Akira; que viene a limpiar la suciedad del planeta, salvando a los puros y castigando la corrupción. Solo los mas aptos que eran los “chicos”, dan cuenta que la fuerza de Akira esta en todos, caso muy particular que el personaje de Kaneda, tenga tanto esmero por salvar y detener a su amigo Tetsuo.
El cine japones de ciencia ficción como Akira y Ghost in the Shell, fueron una puerta que abrio al mundo de occidente cientos de peliculas, que algunas con mayor profundización, y otras brevemente calcando, surgieron entre la década del 90 y la actualidad, cabe mencionar la saga de Matrix, Dark City; entre otras. No por ende existe un proyecto de realizar Akira con actores reales en Estados Unidos, algo que por mas diferente que sea, nunca podrá superar a la popularidad que genero este film alrededor del mundo, siendo capaz de fusionar a la ciencia, la religión y lo fantástico y convertirlo en un eje de análisis y debate.



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